Texto: Tanuki Yuki
Cuando pienso en escribir algo al respecto de grandes escritores y además, de mis favoritos, pienso que no podría ser tan descarada como para animarme a analizar o explicar o, ni siquiera a dar una opinión, sobre lo que escribieron. Y, con Kawabata me sucede esto, no hay nada más que admiración hacia este extraño personaje autor de las mejores novelas de la literatura japonesa contemporánea. Pero después encuentro que, aunque no hace falta explicar nada , si hay mucho por decir porque cada página produce un sinfín de sensaciones. Este libro no deja de ser el caso; narrado entre saltos, interrupciones y asociaciones que se producen en la mente del protagonista, no podemos evitar más que seguir a cada paso y , sin perdernos ni medio signo de puntuación, las situaciones que se le presentan a Ginpei y que se entrelazan entre sí.
Hay un mundo; o mejor dicho, hay seres humanos que nos cuesta imaginar cómo piensan y Kawabata pareciera tener la llave para entrar en sus mentes y exponer su manera de pensar. Sistemáticamente sus protagonistas representan lo más bajo y vil de la sociedad y, por consiguiente, también nuestro lado más oscuro.
Y, acá la personalidad de este protagonista, Ginpei, pareciera verse reflejada en las ruinas que quedaron del Japón tradicional luego de la guerra. Mucho tiene que ver con el punto de vista de Mizumura en “Una novela real”(
véase reseña). Lo que ronda en la atmósfera es; primero, la desesperación por un mundo que se acaba y, luego, el entusiasmo por el nuevo que comienza. Simple casualidad Karuizawa (típica ciudad para vacacionar) también es escenario de “En el lago” y de “Una novela real”.
A pesar de esta circunstancia, Ginpei está aferrándose, con uñas y dientes, a una belleza que no puede alcanzar por su propia naturaleza. Se obsesiona con esta belleza de las jovencitas que, por contraste, se ve mucho más hermosa al lado de lo horrífico de sus pies. Ginpei ama tanto la belleza de estas mujeres como odia lo horrendo de sus pies. ( con muchas coincidencias en este aferrarse a la belleza como En la casa de las bellas durmientes)
Por suerte, por un segundo, uno espera que el mundo sea justo y el espejo le devuelva a Ginpei la imagen horrenda que le pertenece cuando aparece esta mujer de las botas de goma. Pero no; èl inútilmente sigue aspirando a más, aunque se encuentre cerca de un relicario de Inari que le indica el camino. (Inari es una deidad andrógina protectora de los zorros, las prostitutas y de la fertilidad.)
Como dato extra: Inari es una deidad como Tanuki que es una especie de mapache que puede transformarse en humano para realizar ciertas travesuras a los humanos. Para los que no la vieron los Mapaches de Pom Poko película del Estudio Ghibli pueden verse ambas deidades.
En el lago
Yasunari Kawabata
Ed Emecé
Buenos Aires
2009
142 pag.
ISBN: 978 950 04 3170 5