Texto: Tanuki Yuki | Imágen: Benjamin Lacombe
Alicia, marcó generaciones, Alicia marcó una época, Alicia es el límite entre literatura para adultos y literatura infantil. Hay mil versiones de Alicia. Y yo intento coleccionarlas todas en cualquier idioma en que las encuentre. Existen miles de ejemplares editados e ilustrados por los más variados artistas.
Alicia es una nena, con esa educación de antes, (mas típica de la era victoriana imposible), educada para cumplir con todos las costumbres de la época. No alcanza con “buenos días”, “Por favor” y “Gracias”, inclinarse, recitar poemas, y dirigirse con propiedad son requisitos indispensables. Alicia cae en un mundo que la obliga a cuestionarse lo que conoce. Alicia nos obliga a cuestionarnos, por que ella se ve obligada; a preguntarse por qué las cosas son así y no de otra manera. ¿Los gatos comen murciélagos o los murciélagos comen gatos?
Una niña acostumbrada a las convenciones sociales se encuentra en un mundo donde todo está de cabeza (y la gente camina al revés) y tiene que aprender todos los nuevos códigos de este extraño lugar (si es que los hay). Alicia nos obliga a cuestionarnos porque las cosas son como son (cualidad que solemos perder de adultos), a mirar al mundo con ojos nuevos y a entusiasmarnos por conocer todo lo que nos rodea. Alicia nos obliga a imaginar de que otras maneras podrían ser las cosas. Y si uno no se cuestiona las cosas, no piensa y no aprende y, lo más importante, no se descubren cosas nuevas. El cuestionamiento es la base de la filosofía, el cuestionamiento nos lleva a pensar, a analizar. Alicia nos pone un espejo para reflejar las más ridículas costumbres de la sociedad de la que formamos parte.
Alicia te empuja a la adultez; adultez que a ella misma le cuesta asumir. Un niño que cuestiona, es un adulto que podrá tomar decisiones propias y tendrá sus propias ideas, sin seguir sumisamente esperando que otro piense por él. Alicia es un espíritu crítico incansable. Nos recuerda que vivimos en una sociedad llena de caprichos, manierismos y costumbres muchas ya vacías de contenido. Alicia nos ayuda a restablecer prioridades. ¿Es prioritario cumplir con esta o aquella convención social?¿ o es mejor seguir haciendo lo que quiero hacer? ¿Cuándo sedo frente a una o frente a la otra? Saber estar respuestas también nos ayuda a asumir sus consecuencias.
Alicia es una nena, con esa educación de antes, (mas típica de la era victoriana imposible), educada para cumplir con todos las costumbres de la época. No alcanza con “buenos días”, “Por favor” y “Gracias”, inclinarse, recitar poemas, y dirigirse con propiedad son requisitos indispensables. Alicia cae en un mundo que la obliga a cuestionarse lo que conoce. Alicia nos obliga a cuestionarnos, por que ella se ve obligada; a preguntarse por qué las cosas son así y no de otra manera. ¿Los gatos comen murciélagos o los murciélagos comen gatos?
Una niña acostumbrada a las convenciones sociales se encuentra en un mundo donde todo está de cabeza (y la gente camina al revés) y tiene que aprender todos los nuevos códigos de este extraño lugar (si es que los hay). Alicia nos obliga a cuestionarnos porque las cosas son como son (cualidad que solemos perder de adultos), a mirar al mundo con ojos nuevos y a entusiasmarnos por conocer todo lo que nos rodea. Alicia nos obliga a imaginar de que otras maneras podrían ser las cosas. Y si uno no se cuestiona las cosas, no piensa y no aprende y, lo más importante, no se descubren cosas nuevas. El cuestionamiento es la base de la filosofía, el cuestionamiento nos lleva a pensar, a analizar. Alicia nos pone un espejo para reflejar las más ridículas costumbres de la sociedad de la que formamos parte.
Alicia te empuja a la adultez; adultez que a ella misma le cuesta asumir. Un niño que cuestiona, es un adulto que podrá tomar decisiones propias y tendrá sus propias ideas, sin seguir sumisamente esperando que otro piense por él. Alicia es un espíritu crítico incansable. Nos recuerda que vivimos en una sociedad llena de caprichos, manierismos y costumbres muchas ya vacías de contenido. Alicia nos ayuda a restablecer prioridades. ¿Es prioritario cumplir con esta o aquella convención social?¿ o es mejor seguir haciendo lo que quiero hacer? ¿Cuándo sedo frente a una o frente a la otra? Saber estar respuestas también nos ayuda a asumir sus consecuencias.
Alicia cuestiona el modo de enseñanza y el contenido, ¿Qué adultos esperamos que sean los niños de hoy? Si esperamos lideres independientes, primero tienen que ser libre pensadores, y para poder pensar libremente es necesario cuestionar y buscar respuestas a todas las preguntas que se nos generen. Alicia sigue siendo una niña descubriendo un mundo, lleno de sorpresas, e irá madurando a medida que comprenda los paradigmas de este nuevo universo.
Leer Alicia es pensar como funciona el tiempo el mundo y nuestra sociedad todo a la vez. Leer Alicia es jugar pensando.
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