Texto: Tanuki Yuki
Alguien me recomendó este libro y todavía me pregunto ¿Cómo lo supo? Lo leí en 1 día. Literalmente y haciendo referencia al título; eso es hambre. Hambre porque mágicamente se generen más paginas delante de mis ojos, por entender más de este libro autobiográfico, de saber más detalles, de que Nothomb transmita más sentimientos e introspecciones de como vivió su infancia y juventud. Hambre porque faltan muchas cosas por saber. Y el ritmo en el que está narrado solo te genera más necesidad de avanzar, de seguir leyendo. Porque a pesar de transmitir mil emociones y momentos definitorios solo pode pensar en seguir hacia un final inevitable porque quieras o no el libro se tiene que terminar en algún momento.
Tengo la costumbre de leer la contratapa del libro siempre, siempre, PERO siempre antes de empezar a leer. Y dice “Amelie Nothomb es de esos autores que genera adicción.(…)” Tengo otros autores que me han generado adicción (Murakami por ejemplo, y estoy esperando otro de Mizumura a ver si termino de desarrollarla por ella). Pero cuando me dicen si yo digo no y viceversa. Así que, lo primero que pensé es que feo que te digan que te va a generar adicción y después desilusionarse. Porque no puede ser de otra manera. Pero no, cero desilusiones. Todo lo contrario me abrieron las puertas a otro mundo bien real (en esto parecido al de Mizumura en Una novela real) pero mucho, mucho menos contemplativo. Un mundo de pura acción y vorágine. Un mundo donde se mezcla mi querido y admirado Japón, su contracara: China, más Bangladesh y nuestra cultura occidental que en nada se le parece.
Y esta hambre que solo se sacia temporariamente por comerse al mundo, solo se potencia. Y, hambre no solo por lo bello, sino también por lo triste, por lo horrendo, por el sufrimiento y por la felicidad. Hambre porque nada puede quedar desconocida a nuestros ojos.
MUNDUS les desea una muy feliz navidad y un próspero año nuevo. Muchas felicidades!
Esta es una historia que conocemos todos, que venimos de chicos o que vimos centenares de adaptaciones para chicos en la tele. Incluso de dibujitos. Y, por eso, es difícil empezar a leerlo sin ningún preconcepto. Sobre todo porque ya sabemos cómo termina. Pero el mensaje es eterno.
Lo que en un comienzo me hizo seguir leyendo (debo admitir) fueron las ilustraciones. Y me fasciné con el hecho de comparar los detalles de las descripciones de las escenas y ver como fueron llevadas a la ilustración. Y cada una era un mundo nuevo.
Pero, poco a poco, intente olvidarme de lo que creía saber y tratar de llegar al mensaje del libro (que obviamente de chica se me escapaba por completo). Y si, es un cliché decir cosas como “recuperar el significado de la Navidad” o “la Navidad se transformó en un evento consumista” y esas cosas que odio pensar, decir y terminar corroborando. Creo que sí; pero también, creo que no. Creo que cuando nos esforzamos, a las corridas por encontrarle regalos a todos, indefectiblemente pensamos en que le gustaría al otro (y si no es así avíseme porque tengo un motivo más para pensar que soy un marciano), decoramos la casa para recibir a nuestros invitados presentándole lo mejor de nosotros y pensamos en una comida para dejar a todos a gusto. Y sí, siempre hay un Scrooge, o una discusión familiar o el debate si se invita a tal o cual persona. Pero esto, al contrario de lo que se suele pensar, no hace peores a las Navidades, sino al revés, las hace mejores. Tenemos que aprender a convivir con gente que quizás no nos llevamos tan bien, y tenemos (o nos vemos forzados) a perdonar cosas del pasado para pasar una navidad en paz. Solo hay que convivir una noche. Solo una noche. Tenemos que ser capaces de poner de lado nuestras diferencias por una noche para hacer felices a otros. Siempre hay uno en la familia que intenta que todos se lleven bien y que en definitiva, al mantiene unida.
Si nos tocara ser Scrooge y poder dar un vistazo a las Navidades pasadas y lo que odiamos de estas suelen ser las discusiones, las peleas o que nos vimos forzados a ir a donde no queríamos. Bueno, tomémoslo como una enseñanza. Vayamos a donde nos invitan aunque haya gente que no nos caiga bien y démosle una oportunidad más de entendernos. Seamos tolerantes y bondadosos. Y no, esto no es ser hipócrita, no es fingir que todos nos caen bien o que a todos los queremos por igual o que somos una gran familia feliz. Es simplemente convivir. Es demostrar que no somos egoístas y podemos poner en pausa nuestros deseos en beneficio de otros, o mejor dicho para un beneficio común: pasar una noche en paz rodeado de gente que queremos (que quizás quiere a gente que no queremos tanto)
Y si, como dice el fantasma de las navidades pasadas, a todos los espíritus se les exige que caminen entre sus prójimos en vida y si no lo hace será condenado a hacerlo después de la muerte. Usemos este tiempo para caminar entre nuestros prójimos y tratar de entender el mundo desde su propio punto de vista. Quizás sigamos sin estar de acuerdo pero pasamos a entenderlos, y sino por lo menos lo intentamos. Y podemos pasar el resto del año con nuestros verdaderos amigos: en el caso de Scrooge: Ali Baba, Robinson Crusoe Y Viernes. En el mio: Alicia, Kathy H., Sakumi Sumire y Muy.
(Gracias a dios que existe el resto del año)
Texto: Tanuki Yuki
Ni bien empecé a leer se me vinieron a la cabeza cosas como “Mi vecino Totoro”, “Nausicaä”, “”Ponyo” y mi queridísima “Los mapaches de Pom Poko”, todas del Estudio Ghibli, pero también cosas como: “El nombre del mundo es bosque” y toda la serie de “Terramar” de Ursula K. Le Guin. Todas películas/libros que me ayudaron a crear una conciencia ecologista sin caer en lugares comunes. Una especie de ficción naturista con piscas de ciencia ficción. Lo mismo sucede con al vida de Budori Gusko y otros cuentos.
Ni bien empecé a leer se me vinieron a la cabeza cosas como “Mi vecino Totoro”, “Nausicaä”, “”Ponyo” y mi queridísima “Los mapaches de Pom Poko”, todas del Estudio Ghibli, pero también cosas como: “El nombre del mundo es bosque” y toda la serie de “Terramar” de Ursula K. Le Guin. Todas películas/libros que me ayudaron a crear una conciencia ecologista sin caer en lugares comunes. Una especie de ficción naturista con piscas de ciencia ficción. Lo mismo sucede con al vida de Budori Gusko y otros cuentos.
Texto: Tanuki Yuki
Nos cuesta pensar en una moda que no sabemos ni que está de moda. Y, no es, de hecho, porque no esté de moda, sino porque no la conocemos. Nuestra moda esta pautada directamente por las grandes marcas occidentales como Zara, Antrophology, Mango, etc. Pero hay una moda que nos es ajena y que igual es moda y se impone en pasarelas del mundo lejos de nuestro “tradicional” occidente. Hay una moda que refleja los cambios de una sociedad muy distinta a la nuestra que lucha por incorporarse a las pasarelas más grandes del mundo sin perder una identidad tan única como la india.
Y acá se comprueba que se puede hacer algo mundialmente valorado y reconocido y no perder identidad. Contemporary Indian Fashion muestra que no solo los diseñadores indios marcan tendencia, sino que, a pesar de estéticas diferentes, todos apuntan a una misma idea: revindicar la tradición textil india que es tan importante. Todos revalorizan las técnicas tradicionales y toman elementos del vestir tradicional para revisualizarlos y aplicarlos en tendencias que sean abarcativas y posibles de ser incorporadas en la moda de todo el mundo. Algunos eligen conservar los fuertes colores indios, otros eligen el corte de los saris. No importa como, ninguno deja de ser intrínsecamente lo que es: hindú.
El libro establece una serie de preguntas estándar a cada diseñador desde cómo ve su trabajo hasta que se imagina que va a ser el futuro de la moda india. Y, lo que queda en evidencia es el cambio de mentalidad de una sociedad que busca incorporarse al “mundo” sin perder raíces. Una “actualización” sin por eso considerar que todo el pasado es inútil. Para “triunfar” no hace falta ser como los demás, no hace falta hacer lo que los otros quieren (o en este caso consumen), hace falta ir un poco más lejos y adelantarse y darles algo que van a querer consumir. No solo por un capricho del mercado, sino porque el trabajo detrás de cada diseño, y la contundencia de sus ideas van a traspasar las fronteras y llegar a todo el mundo.
Acá es donde volvemos al punto en que pareciéramos entrar en una cinta de moebius y que no se sabe dónde es el comienzo. ¿Qué originó el cambio? ¿Cambio la sociedad primero y se reflejó en los diseños, o los diseños ayudaron a revalorizar y a “actualizar” la cultura india abriéndola al resto del mundo? En realidad no importa, solo importa como se hizo y, evidentemente, se hizo bien porque ninguno de los nuevos diseñadores sufre de una perdida de la identidad ni deja de realizar diseños más que atractivos para todo el mundo. El equilibrio tan difícil de conseguir.