Ya muchos se habrán dado cuenta de mi pequeña fascinación por el ilustrador y también cuentista Edward Gorey, gracias a una reseña anterior de Pequeños Macabros. Pero esta vez, estas palabras vienen a raíz de Tres damas junto al mar con textos de Rhoda Lavine.
Tres mujeres viven junto al mar. Dos de ellas se preocupan por la tercera que siempre vive colgada de un árbol. Y, a pesar de sus vanos intentos, no consiguen que Alicia descienda del árbol.
Por un lado, [.....]
De chica siempre me pareció que el comic argentino era algo de adultos, como el tango, que uno lo respeta y entiende el valor, pero que a la vez lo encuentra ajeno, y en cierto modo nostálgico, melancólico y añorante de un tiempo que no va a volver.
Sin embargo crecí leyendo Las Aventuras de Tintín y Asterix y Obelix, pero también pensaba que eran libros de varones, a los que accedía simplemente porque para mi papá era más fácil regalarme [.....]